Un tacto claro en el umbral oscuro del sentido
Resumen
La hegemonía de lo visual como sentido que nos acerca al mundo, data sólo en cierto modo de la Ilustración a nuestros días , y la confusión entre representación y realidad, está en tela de juicio desde las uvas que picoteaba el pájaro (descrito en las memorias de Plinio el Joven) en las paredes de una villa pompeyana.
Sin embargo, este ocular-centrismo no comienza a funcionar como suplantador indiscutible de la realidad hasta la aparición de la cámara fotográfica y, en último término, la realidad virtual, destruyendo definitivamente los límites entre imagen y experiencia, arrancando al cuerpo de la experiencia “activa”.
La historia de la representación podría interpretarse entonces como una historia de la distancia entre la realidad observable/”experienciable”/tangible y el observador; una historia de la distancia entre cuerpo y representación.
Esta reflexión propone acortar estas distancias hasta su condición de límite y reclama el Tacto como alternativa a unos “ojos abatidos” (Jay, 2007), un cuerpo activo, en uso, y la experiencia como único método de acercamiento a una posible “verdad” en el existir, despojada de significados, más que el de su propio acontecer.
